jueves, 20 de mayo de 2010

viernes, 14 de mayo de 2010

20

Abrir los ojos es una lucha. Pensar es intentar nadar en el fango, en rios de aguas turbias donde cada brazada cuenta y cuesta. No te podés sostener la cabeza que se cae de sueño. De horas. Caminos. Soles. Personas. Bondis llenos que paran en todas para buscar gente que no hay y que se baje gente que no quiere bajar. 
Está lleno de gente que está donde no quiere estar y trato de no ser uno más. Creo que dejar pasar colectivos y pasarme de paradas es ganar. Pero la verdad es que no entiendo nada.

jueves, 6 de mayo de 2010

21

Creo en que ser romántico implica creer que hay vida en Marte.

martes, 4 de mayo de 2010

18

El sol imponía respeto entre las nubes y ella era feliz, no porque tuviera todo lo que necesitase (aunque fuera así), sino porque sencillamente era feliz, sin explicación alguna para su condición. Simplemente feliz. Naturalmente no pensaba en las causas de su felicidad, al fin y al cabo se dirigía a la plaza donde comía todos los días. Mantenía los ojos bien abiertos, atenta a los movimientos de la gente, como era su costumbre. El agua de la fuente, situada en el centro de la plaza, prometía frescura. El lugar era hermoso. El pasto verde y virgen, no estaba pisoteado ni albergaba basura. Para ella, que había recorrido tantas plazas eso era una singularidad de la cual disfrutaba sin miedo a empacharse. Estaba algo impaciente, él todavía no había llegado. Eso fue suficiente para alterar los colores de su sentida felicidad. El retraso se estiró lo suficiente hasta pasar por toda la gama de colores emocionales posibles. Las nubes se disiparon y el astro dorado habíase marchado a otras latitudes... (Ella esperaba). ...La luna se recostaba sobre finos hilos de estrellas, tiempo y espacio, era (como nosotros) una marioneta más de nuestra realidad atada con alambre. Ella esperaba. No soportó (su doblegado orgullo así lo dictaba) el desplante y se juró a sí misma no volver Nunca Jamás a aquel lugar donde otrora había esperado otras tantas veces a esa persona, donde había sido tan humillada. Pero antes de irse, cansada, con el estomago vacio porque no logró comer, decidió refrescarse en aquella fuente de agua, de aquella plaza que había aprendido a querer. “Mejor un baño”. Se metió al agua, mojó todo su cuerpo y la frescura era suya. Fue un espectáculo admirable el momento preciso que su cuerpo sacudía gotas de agua, mientras la luna iluminaba su sonrisa. Porque, no sé cuantos de ustedes lo saben, las palomas también sonríen.

18

A través de una percepción muy traicionera veía la lluvia. A veces dilataba su conciencia pensando en lo frágil de su existencia. todo mantenia cierta coherencia y consistencia gracias a oportunas apariciones de otros. Sucedía a menudo: el simple retraso de alguien a quien esperaba lo llevaba con facilidad a un estado de confusión y miedo. Se desesperaba porque de inmediato comenzaba la inquisición personal. El lugar, la hora, la persona, ¡el mismo! ¿era él con quien debian de reunirse? quizas... quizas no. Y no recordaba ni queria recordar esos detalles tan angustiantes que se empeñaban en aquejarlo durante esos minutos largos. Pero, ¡momento! que ahí llegaba la prueba viviente de que lo que vivía era, indefectiblemente (irremediablemtente) algo no ficticio; y no sólo un sueño o su delirio como se animaba a suponer escasos segundos antes de encontrar esa sonrisa en los demás, en varias oportunidades, en varios deja vú. Entonces, el cielo estaba nublado y la madrugada estaba bastante avanzada. Nubes espesas, oscuras, grises, sin forma abarcando la luna, el horizonte y más allá, Así fue esa noche. Y llovío. Llovía. Agua que no alcanzaba para limpiar la decadencia de Buenos Aires, Argentina, o la verguenza de su gente. No podía tapar el olor a mierda y corrupción de estos días. La miseria humana es inmune a la humedad. La musica que flotaba en el aire cargaba electricidad y melodía, lo transportó a otro lugar. Luego, él no supo decir si era mejor o peor. Allí, los sentidos eran un mero recuerdo de esta ¿realidad?. Se sintió bien, ligeron sin el peso de tener que escuchar; ver; oir; oler; saborear; tocar... ahora las cosas no tenían ninguna limitación. Se asombró cuando sus emociones se dispersaron y corrieron por donde quisieran porque no estaban atadas al firmamento, siquiera un cielo demasiado alto para alcanzar. Era un todo unificado. El tic tic del agua estallando contra el vidrio de la ventana de su habitación lo encontró con la cabeza en la almohada. -Pero ¡mierda! ¿era un sueño?- Ya era de día pero aun seguía lloviendo. La lluvia estaba allí para comprobar que sí, que lo anterior era un sueño. Y sin embargo, la voz de la lluvia se escuchaba débil desde adentro, no lo convencía para nada de que todo ese "otro lugar" era totalmente imaginario. "Deja Vú", necesitaba algo que pudiese digerirlo entero a este mundo. Timbre, Camina, llave, abre, "hola". -Hola, ¿que tal?, ¡como llueve!, disculpáme que llegué tarde...