Un viejo de cara tallada
y piel seca
me contó
sentado en un cajón de soda
su receta de vida.
Lo escuché porque
el viento era lindo.
Y el tiempo caminaba a su lado
siguiendo la sombra del norte.
Los diarios hacían pilas
y la tele estaba encendida
en silencio.
Radio sin imagen con volumen.
Cantaban acompañando
el descanso de guitarra enrulado.
Manos irritadas y gargantas rojas
en los ojos de la botella de vino.
Conozco varios lugares
donde se prende la luz
cuando estás muerto
o quieren echarte.
domingo, 21 de octubre de 2012
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