domingo, 21 de octubre de 2012

92

Un viejo de cara tallada
y piel seca me contó
sentado en un cajón de soda
su receta de vida.

Lo escuché porque
el viento era lindo.
Y el tiempo caminaba a su lado
siguiendo la sombra del norte.

Los diarios hacían pilas
y la tele estaba encendida en silencio.
Radio sin imagen con volumen.

Cantaban acompañando
el descanso de guitarra enrulado. 
Manos irritadas y gargantas rojas
en los ojos de la botella de vino.

Conozco varios lugares
donde se prende la luz
cuando estás muerto
o quieren echarte.

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