sábado, 9 de junio de 2012

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El lunes 24 (tal vez 23? realmente, esos días fueron una pelota de mierda y no encuentro manera de desatar el dolor de todas esas horas y ponerles una fecha. Y yo, que no me puedo olvidar de pelotudeces chiquitas como, por ejemplo, el reto de una maestra en 1er grado, de esta fecha un poco me pude olvidar) de enero de 2011 murió mi papá. Escribí esto al otro día, supongo? No quiero que quede en una notita de facebook y quizás pueda perderlo. Espero que aquí sea un buen lugar para guardarlo.

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Peleó con su enfermedad (diabetes y todas las complicaciones que fueron surgiendo) por dos años, los últimos meses fueron muy jodidos. Murió mi papá, la persona que más me hacía reir. Y la que me daba verguenza cuando se emborrachaba y se ponía a hablar pelotudeces y gritar y llorar. Le ganó al alcoholismo después de diez años y, decía, porque finalmente una mañana le cayó la ficha cuando le dije "¿otra vez borracho?". Y lo dejó. Y no dejó más a su familia y fue el mejor papá que pudo ser.

Me hizo de Boca, o me hizo dar cuenta que nací de Boca. Y puteaba a Maradona, a Bianchi, a Palermo... Con Martin era un caso especial porque cuando el goleador la mandaba a guardar no le quedaba otra que decir "Que grande el Titan!!". Me acuerdo cuando Martin metió el gol ante Grecia. Lo gritó con todo, hasta las lágrimas y tocandose el corazón. Gracias, Palermo.

Sacaba muletillas de canciones, de propagandas de la tele y de no sé dónde. Y las imponía por cansancio. Tenía una risa muy contagiosa y una mírada cómplice. Cocinaba como los dioses. Los domingos, cuando iba a jugar al fútbol, me pedía goles y cuando llegaba me decía "¿Y, cuántos me hiciste cabezón?". Me contagió el gusto por las películas de western ("Siempre hay un muchachito, un indio y un negro) y su admiración por Lee Van Cleef... Y el gusto por las pizzas de Banchero.

Me contó cuando le torcieron la nariz una tarde, "jugando" a pelear por un turrón Namur. Le dieron un zurdazo y le corrieron la nariz para el costado derecho. Dijo que el otro chico salió corriendo del susto. Del susto también salio corriendo él, cuando prendió fuego el pasto cerca de una laguna y quemó unas cuantas hectáreas de campo.

Me contó su vida. De cuando vino sin un centavo de Santa Fe. A trabajar. Y se hizo de abajo y llegó bien alto. Y de como lo perdió todo y lo mucho que tardó en intentar recuperarlo. Lo vi trabajar 12, 15, 17 horas seguidas. Y ganarse la simpatía de cualquiera. Rico, pobre, Paraguayo, Suiza, hombre, mujer y niño. "Atacan los Romero!"...

Quizás después escriba más. Pero quería contarles algo de este hombre. Mi papá. Ya lo extraño, pero sé que ya no podía llevar la vida que se merecía en este mundo y ahora está bien, en paz. Y sé que nos está cuidando. A mi mamá, hermana y a mí. A mi abuela, abuelo y su hermano (¡tan parecido!). Los seres queridos que quedamos acá y en donde también vive.

Gracias gordito. Te quiero.

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