martes, 8 de junio de 2010

21

Puedo vivir sin vos. Pero no sé que haría sin Música. Imagino que el primer intento del hombre haciendo música podria haber sido un cavernícola silbando sobre una llama para avivar el fuego que lo abrigaba. O quizás golpeando rocas, intentando crear la chispa, entre golpe y raspe encontró un ritmo que le agradó, se olvidó de las llamas que necesitaba y siguió tocando su música. ¿Quién habrá inventado la primer guitarra? Dicen que mil años antes de Cristo existian númerosos instrumentos parecidos, si no en apariencia en sonido, a lo que ahora llamamos guitarra. Hay tres instrumentos que posiblemente derivaron en ella: Uno es la fídícula. Otro es la lira, a la cual pudieron modificar Hititas y Asirios al agregarle una caja de resonancia. Y finalmente la muy obvia cítara. El primer cantante, la primera banda. La primera canción que cantaste, el primer grupo que te impactó. Nosotros la tenemos fácil ahora, no hay nada que querramos escuchar y no esté al alcance de nuestros oídos con un par de clicks, unas cuantas letras tipeadas en el teclado. Que bien que puedas escuchar a Nirvana, Led Zeppelin, Los Stones, Beatles o Ramones. Sumo, Pez, Pescado Rabioso y Litto Nebbia. Social Distortion o Eterna Inocencia. Jonas Brothers o Arjona (¿Y por qué no? Todos elegimos nuestro veneno). No puedo decir que tengo un recuerdo difuso de mi, pequeño, jugando sentado o dibujando escuchando música que les gustara a mis viejos. En verdad no empecé a escuchar música por mí mismo hasta los 13, 14 años. La verdad es que estaba solo, tan solo que ní música tenía. Un día cualquiera encendí la radio. Primero para escuchar los partidos de mi equipo de fútbol, más tarde para pasar la medianoche con Alejandro Dolina, por recomendación de un compañero de la secundaria. Cómo y por qué, no sé, pero empecé a escuchar la Rock and Pop. Llegaba del colegio y escuchaba lo último del programa de Pergolini y toda la tarde el de Juan di Natale. Mucha música! Los domingos me dormia escuchando Tiempos Violentos, con Alejandro Nagy y Gustavo Olmedo. Mi primer recital, imaginate, fue... Turf! Sí, la banda del ex novio de Celeste Cid (y que penoso que tenga que presentar así a un músico). Me gustaban un par de temas y quise ir, todavía no me explico bien por qué, pero me siguen gustando esos temas. En La Trastienda. Al otro día fui con un amigo a ver a Jesus Martyr, una banda de metal industrial que tocó cerca del Obelisco, en un local medio antro de la perdición cerca de la calle Lavalle. Bien, empezamos a juntarnos con la gente rara, ja. La tercera es la vencida, en un Cemento a reventar, Fun People. De repente encontré el rumbo de mi vida. Esa era la música, esa era la actitud, la gente, las ideas, el amor. ¿Sabía todo eso? No, sólo me gustaba saltar y empujar y que me empujen y llegar a casa cansado, transpirado y cagado de frío. Lo tengo muy claro ahora. No creo que desde los 13 años hasta ahora, mis 28, haya pasado un día sin haber escuchado mi música, por cuenta propia. La necesito. Y le presto mucha atención tambien a la que no es mi música, la que no elijo. La que se empeña en sonar en momentos tristes y malos de mi vida, cuando de repente hay un auto en la calle o estoy de compras en el supermercado. A veces se me caga de risa en la cara, otras es una sonrisa tibia en la cara y otras es un "Ok, el mundo está de mi lado". Todo eso me lo transmite un tipo peludo, que apenas puede pararse en dos patas y que está luchando con dos piedras hace 3000 años. Gracias, me salvaste la vida.

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